Las industrias, los hogares, los coches y los camiones emiten complejas mezclas de contaminantes atmosféricos, muchos de los cuales son perjudiciales para la salud. De todos estos contaminantes, las partículas finas son las que más afectan a la salud humana. La mayor parte de las partículas finas proceden de la combustión de combustibles, tanto de fuentes móviles, como los vehículos, como de fuentes fijas, como las centrales eléctricas, la industria, los hogares, la agricultura o la quema de biomasa[1].